Mientras veía vídeos de maquillaje, en los cuales algunas mujeres realizaban trabajos espectaculares en su rostro, una idea se cruzó por mi mente: ¿y si Cenicienta era en realidad una joven común que necesitó un cambio de look para parecer una princesa?

De acuerdo al conocido cuento, la protagonista era la sirvienta de su madrastra y hermanastras, quienes le hacían la vida imposible. En el común imaginario, dichas mujeres envidiaban la belleza de la joven y por eso la despreciaban.

En ese tenor, jamás visualizamos a Cenicienta siendo una joven común, sin piel de porcelana, rasgos imperfectos y cabello opaco, que siempre viste prendas desaliñadas y sucias, que no hacen justicia a su silueta.

Cabe recordar que la protagonista de esta historia hace las labores de la casa y lo que vendría siendo su apodo, ya que en el cuento que conozco jamás se revela su verdadero nombre, significa «pequeña ceniza«. Lo anterior se debe a que ella siempre tenía la cara sucia por el hollín y su cabello estaba alborotado, como una telaraña.

¿Por qué Cenicienta seguía viviendo en un hogar donde la maltrataban?

Si tomamos en cuenta el aspecto físico de Cenicienta, esto nos daría una luz por la cual ella permanecía en una casa donde la maltrataban. De acuerdo a la historia que leí de niña, la protagonista era la hija del anterior dueño, quien había muerto poco después de casarse con una viuda. Quiero pensar que, en un principio, la mujer trató bien a Cenicienta, pero tras la muerte del padre de esta, mostró sus verdaderos colores. Deduzco que la inocente niña, quien era muy joven para manejar los bienes de su padre, fue engañada por la villana y, paulatinamente, aceptó ser despojada de lo que realmente le pertenecía.

Por lo anterior, considero que la tristeza de perder a toda su familia sumió a Cenicienta en la depresión y, con tal de preservar el único recuerdo de sus seres queridos, se conformó con verse reducida al estatus de esclava en su propia casa.

Entiendo que la época en la que apareció el cuento, las mujeres no tenían otra meta en la vida más que casarse con alguien de mejor estatus, ya sea un hombre rico o de la realeza, esto con el fin de mantener su estabilidad o recuperarla, como sería el caso de las hermanastras de Cenicienta, quienes estaban preocupadas por lucir hermosas ante los ojos del príncipe.

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La fealdad de las hermanastras

Con respecto a las hermanastras de Cenicienta, a ellas se las visualiza como feas, sin embargo, qué pasaría si en realidad eran hermosas, pero su belleza era opacada por sus actitudes crueles contra Cenicienta.

Entonces, si las hermanastras estaban seguras de su belleza, ¿por qué se irían contra una joven que siempre vestía mal y su rostro no era tan agraciado? Simplemente, me resultan ilógicos sus celos contra la protagonista, a quien abrumaron con tantas ocupaciones para no darle oportunidad de arreglarse para ir al famoso baile.

El cuento dice que, a pesar de todo, Cenicienta logró darse un regaderazo y, como relata la versión de Disney, pudo portar un sencillo vestido, el cual había sido ajustado por sus amigos, los ratones. Cuando estuvo lista, la protagonista corrió para alcanzar a sus hermanastras y madrastra, porque realmente quería ir al baile. Sobre esto, no se específica que Cenicienta tuviera intenciones de conquistar al príncipe, pero si era así, por lo menos no era tan tonta después de todo. Con tantas injusticias en su vida, sería el colmo que no hiciera algo para salir de la marginación en la que se encontraba.

Volviendo al cuento, se dice que las hermanastras sintieron tanta envidia al ver a Cenicienta bañada y arreglada, que se ensañaron contra ella para impedir que las acompañara al baile. Era tal su miedo de ser opacadas por una sirvienta que solo se puso su vestido más limpio, que olvidaron el enorme gasto que habían hecho para conseguir los mejores ajuares y accesorios para presumir durante la fiesta.

Una protagonista poco empoderada y sin ambiciones

Como se relata, la joven se sumió en la tristeza e impotencia, porque esas mujeres habían acabado con lo único que le quedaba, su dignidad. Ahora que medito las acciones de Cenicienta, considero que ella debió reaccionar en ese momento y abandonar esa casa o planear una forma de venganza contra las villanas. Sin embargo, la joven es la personificación de la amabilidad y mansedumbre, que prefirió tirarse a llorar por su desdicha y lucir lamentable frente a los demás.

Solo pasa en los cuentos que los protagonistas reciben ayuda mágica y, en el caso de Cenicienta, su hada madrina apareció al rescate. Es así que, al mover su varita, el ser mágico le armó un outfit para el baile y usó una calabaza para transformarla en un lujoso transporte. Muy conveniente, ¿no?

Finalmente, la chica va al baile y, cuando llega, el príncipe queda prendado de ella e inmediatamente la invita a bailar. Lo más curioso de todo es que, mientras el muchacho y Cenicienta están en la pista, la madrastra y hermanastras nunca reconocieron a la joven. ¿Por qué ocurrió esto? La respuesta es bastante sencilla. Cenicienta pasó de «Chimoltrufia» a princesa gracias al maquillaje profesional, el peinado de salón, los accesorios lujosos y el vestido de diseñador que traía puesto.

Es más, volviendo al punto de las verdaderas intenciones de Cenicienta para ir al baile, considero que ella no planeaba conquistar al príncipe. Quizá solo quería disfrutar de la fiesta y presentarse ante los invitados. Es posible que ella hubiera considerado relacionarse con algunos caballeros de buena familia, para ver si podía conseguir algún pretendiente. Según la personalidad que recuerdo haber visto en la película de Disney, Cenicienta solo se entusiasma por ir al baile, porque quizá nunca había ido a uno y quería experimentarlo.

Lo curioso de todo es que la joven no tenía idea de quién era el príncipe, ni tampoco lo reconoció cuando este la invitó a bailar. Solo se limitó a disfrutar del momento, sin darle oportunidad a su pareja para conocerlo.

No tengo que recordarles que el cuento relata que ella abandonó la fiesta a la medianoche, y en su loca carrera, olvidó un zapatito de cristal, muy fino, por cierto. Es gracioso leer que el príncipe se aferró tanto a esta prenda para encontrar a una mujer a la cual solo vio una noche, pero la historia es así y termina con que encuentra a la humilde Cenicienta, la única fémina a quien le quedaba ese incómodo calzado.

Termino esta serie de divagaciones con el fin de las hermanastras, quienes recibieron su castigo por maltratar a Cenicienta. En las versiones que leí, no específica el castigo hacia ella, pero asumo que no aprendieron su lección y siguieron envidiando a Cenicienta por su buena suerte, pero esto será material para otra entrada de este blog.

Si llegaste hasta aquí, te agradezco mucho que hayas leído mis divagaciones y me encantaría que le des una ojeada los títulos que tengo en mi apartado de NOVELAS. Tu apoyo me impulsará a continuar con mi proyecto literario. ¡Hasta la próxima!

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5 respuestas a “Cenicienta, otra visión del cuento”

  1. Avatar de Iris del Rosario
    Iris del Rosario

    Excelente versión del cuento

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    1. Avatar de Sam Cisneros

      Gracias por tu opinión 🥰.

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  2. Avatar de Cenicienta, otra visión del cuento – Ojos de Kokay

    […] Cenicienta, otra visión del cuento […]

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    1. Avatar de Amy Bodyflack
      Amy Bodyflack

      Pues en la versión que no es de disney se cortan los dedos y demás para poder usar la zapatilla si eso no es castigo pues entonces no se que es…

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  3. Avatar de Sam Cisneros

    También recuerdo esa versión y la voy a tratar próximamente 😊. Gracias por leer mi post 🥰.

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